Comencemos por entender que la innovación en tu empresa no es resultado sino un proceso. No solo se trata de invertir en nuevas tecnologías o hacer cambios físicos en la empresa. Innovar conllevará disciplinarnos en una metodología para administrar las ideas que nacen y aplicarlas adecuadamente a los servicios o productos a fin de impulsar los ingresos de la empresa. Por esa vía, logramos ¨resolver problemas comerciales¨, reducir costos y ahorrar tiempo.
Para innovar, debemos enfocarnos en los beneficios de innovar:
- Nos coloca un paso adelante o nos prepara ante una eventual interrupción. Obtenemos un balance de los giros del mercado producto de las demandas de los consumidores. Sabremos cuando aplicar cambios en el modelo.
- Nos hace más eficientes. La reducción de los costos de los procesos nos hace más sostenibles y reduce el riesgo.
- Seremos capaces de atraer nuevos talentos y retener los que tenemos. Los empleados que tenemos forman parte de la dinámica de la innovación; son activos de alto valor. La motivación en el ambiente laboral favorece los procesos de innovación.
- El mensaje que enviamos a los consumidores (de ser una empresa innovadora y comprometida socialmente se asocia a nuestra marca y la fortalece.
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Si separas los renglones en los que pretendes innovar se te hará más fácil lograrlo de una manera organizada y medible. Por ejemplo, podrías decidir realizar innovación en tu estructura: administrativa financiera, legal, logística, capacitación, ventas, servicio al cliente.
A groso modo, los tres tipos de innovación empresarial que te recomendados estudiar son: Innovación de producto, de servicio, de modelo comercial.
Innovar es un proceso reflexivo y activo a la vez. Es importante que tengas claros tus objetivos y que no te dejes guiar por la ¨moda ni por la presión de la competencia¨.