Ana Mercedes Cruz Mejía
“Los préstamos son para sembrar y multiplicar los ingresos. Pero de los beneficios del negocio podemos vivir”.
Ana Mercedes tiene 52 años y 4 hijos que dependen de ella. Un buen día conversando con ellos sobre el futuro de sus finanzas familiares, decidieron que había que buscar una buena entrada para el sustento familiar. Debía ser algo que supieran hacer todos.
La agricultura es un negocio en el que nacieron y crecieron, por tanto buscaron un microcrédito, arrendaron una tierra y se pusieron a sembrar vegetales.
Es un hermoso trabajo en conjunto donde reina tanta armonía y orden que eso mismo inspira a la tierra para parir, dependiendo de la época del año, las más hermosas y grandes berenjenas, bangaña, ajíes, cundeamor chino, cundeamor hindú, vainitas, entre otros.
Doña Ana, una mujer trabajadora y muy decidida, lidera a su familia en este negocio. Negocia, dirige los trabajos, gestiona los microcréditos y administra los recursos. Sus hijos valoran su calidad de gestión.
“Arrendamos tierra para trabajarla con mis hijos y cada uno tiene sus funciones bien claras. Uno se encarga de la compra de las semillas, gestiona los tractores para arar la tierra, mojar y fumigar. Otro corta los vegetales cuando ya están. Otro empaca y entrega a los clientes.”
A veces el trabajo se incrementa tanto que subcontratan personal, dando la posibilidad a otros trabajadores de ganar el sustento de sus familias.
La cosecha es vendida a diversos exportadores y corredores. “Los corredores compran para vender a exportadores. Son clientes bien considerados, cumplidores y responsables.” Cuenta Ana. Y agrega que lo más importante es “cumplir con lo que los clientes nos solicitan.”
No se pierden en reconocer que se deben a sus clientes y siempre buscan orientaciones de profesionales: “Con la orientación de los agrónomos que nos visitan para vender los abonos, hemos implementado un manejo adecuado en la siembra. Los compradores indican lo que quieren que sembremos, dependiendo de la época del año y luego vienen a buscar el producto y ayudan a empacarlo y eligen lo que les gusta.”
Gracias a estas orientaciones, sumado a su dedicación, perseverancia y esfuerzo, han logrado éxito e incrementado sus ventas en el último año, sin sobre endeudarse. Estas son lecciones de finanzas que Ana enseña a sus hijos para dejarles, junto a un ejemplo de honestidad y responsabilidad, un buen legado de valores.